Cementerio Rakowicki, Cracovia, Polonia

El Cementerio Rakowicki es la necrópolis más antigua de Cracovia, fundada en 1802, nace, como en toda Europa, por la prohibición de enterrar dentro de las ciudades. El área fue comprada por los carmelitas y el costo asumido por la ciudad. El primer enterramiento tuvo lugar en 1803: una mujer casada de 18 años, Apolonia Lubowiecki Bursikowa, aunque su tumba fue destruida.

El nombre del cementerio proviene del nombre de la calle en la que está situado, Rakowicka. Fue ampliado varias veces, (1863, 1885 y 1933) y se incluyó en él el cementerio militar a partir de 1920.

Es el lugar de descanso de los cracovianos: tanto las personas de a pie como sus artistas, políticos, militares tienen cabida en él. Es un monumento a la cultura nacional, tanto por las personas allí enterradas como por su arte funerario. Parte de las lápidas son obras de arquitectos famosos polacos, como también sus esculturas.

La parte militar del cementerio está localizado en lo que fue una antigua plaza de práctica de zapadores. Las primeras personas enterradas en esta zona fueron soldados y oficiales del ejército polaco que murieron por heridas o enfermedades, y sus familias. Además, tienen varios monumentos dedicados a su ejército: El monumento fue inaugurado en 1990, tres años después, se colocaron 52 urnas con suelo de los campos de batalla del ejército de Cracovia y de Katyn, Ostashkov y Miednoye. Los soldados alemanes están separados. La juventud de Cracovia, que murió en 1914-1920, conmemora un monumento realizado en 1926. Los soldados del Ejército Rojo también tienen sus propios cuarteles. En 1997, las tumbas de debajo de la Barbacana se movieron a este cementerio. La simplicidad de la suposición se distingue aquí por la sede de aviadores británicos.

El lugar más visitado es la tumba de los padres del Papa Juan Pablo II: Emilia Kaczorowski y Karol Wojtyla, y el hermano del Papa, Edmund Wojtyla. Además, el 9 de abril de 2005 se incluyó un busto de Juan Pablo II rezando el rosario, y es un lugar de peregrinación para los polacos.

Paloma Contreras

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