Cementerio de Saint Vicent, Carcassonne

 

Con este de Saint Vicent acabamos la terna de visitas a los cementerios de la preciosa ciudad de Carcassonne, aunque hay nueve en ella, estos son los más importantes.

 

Este cementerio data del siglo XIX, inaugurado después del que hablábamos la semana pasada, el de Saint Michel, debido a la falta de espacio que empezaba a plantear la necesidad de un tercer cementerio en la ciudad. Como ya contamos anteriormente, los tres cementerios están situados geográficamente de manera triangular, por lo que este cementerio se encuentra en la parte opuesta de la ciudad, detrás del canal de Midi, y al que sólo se puede acceder con coche o atravesando la estación de ferrocarril, ya que está justo al otro lado (hay un paso subterráneo por el que se se puede acceder fácilmente al otro lado) sin necesidad de dar una tremenda vuelta, ya que la línea ferroviaria va en paralelo al cementerio y hasta que encuentras un paso para cruzar las vías, puede pasar un buen rato caminando.

Al estar en una colina, es muy, muy escarpado. Así que si no lo visitáis un 15 de agosto a las cuatro de la tarde, como fue mi caso, mejor. Pero, al estar en una colina, la de Grazailles, las vistas son maravillosas, ya que desde toda la zona alta el paisaje está acompañado del canal de Midi y las vistas a la fortaleza medieval, y mirando hacia el lado contrario, la magnífica catedral de Saint Michel también saluda a los habitantes de este cementerio. Por estas vistas, se convirtió en el sitio predilecto para el descanso de los ilustres de la ciudad, pues en él descansan los alcaldes de Carcassonne desde el siglo XIX, músicos y compositores de la ciudad, (como ya hemos visto era una ciudad muy prolífica a la hora de parir artistas, pero claro, con las vistas que tiene toda ella, quién no se arranca a pintar o componer algo, si desprende belleza por todos lados); el ilustre más ilustre que se halla enterrado es Paul Sabatier, Premio Nobel de Química en 1912 por sintetizar varios elementos entre ellos, el petróleo.

En él también se encuentran varias obras de arte funerario, siendo sin duda la más interesante la de un carpintero en la que está representado en un pequeño relieve el taller del maestro y sus trabajadores, pero también hay grandes esculturas en piedra y en especial, medallones de mármol hechos por los artistas de la época de la ciudad que son dignos de admirar.

En general, es un bonito cementerio donde ir a pasar una mañana o una tarde tranquila alejados de la aglomeración y el turismo que tiene esta pequeña ciudad francesa.

Paloma Contreras

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