Necrópolis de Cristobal Colón, La Habana

 

 

 

Si La Habana es un lugar excepcional, no iba a ser menos sus cementerios. La ciudad tiene 21 cementerios, y es este, la necrópolis de Cristobal Colón, declarado monumento nacional de Cuba, del que os vamos a hablar hoy.

Y es que este cementerio está tan lleno de esculturas y formas arquitectónicas, que es comparable al de Staglieno de Génova.

Ya la puerta de entrada merece un rato de atención. Sobre su majestuosa entrada, se encuentra una escultura de mármol de carrara en la que se encuentran representadas las caridad, la fe y la esperanza.

Data de 1854, cuando el viejo cementerio de la ciudad, el de Espada, se queda sin sitio, aunque su construcción se acaba 32 años después, el 2 de Julio de 1886.

De planta cuadrada, pese a sus 53 hectáreas, está dividido en cuatro zonas destacables y estas a su vez en calles y manzanas, por lo que a vista de pájaro parece una Barcelona pequeña.

Una vez dentro, nos podemos maravillar con las estatuas que decoran las sepulturas, así como con los panteones de los colonos, que a veces son una reproducción en escala de lo que eran sus viviendas. El mármol de carrara, el granito y la pizarra son los principales materiales que construyen esta ciudad de los muertos, llenándola de majestuosidad y elegancia.

Hay que destacar el monumento a un grupo de bomberos muertos de manera trágica en un incendio el 1890, que alcanza los diez metros de altura; obra de Agustín Querol (del que disponemos verdaderas obras de arte en el Panteón de Hombres Ilustres de Madrid, por ejemplo) en él se representan a los bomberos fallecidos con sus verdaderos rostros, coronado por un ángel de la justicia. Y existe una ley en el cementerio por la cual ningún panteón puede ser más alto que este monumento.

Además de arte, el cementerio está plagado de tumbas con leyenda: la de Amelia Goyri, más conocida por La Milagrosa, donde la gente va a pedirle favores y cuando estos se conceden, le dejan una nota agradeciéndole su ayuda; también está la tumba del dominó, con forma de tres doble: cuenta la leyenda que su moradora murió de un ataque al corazón de la rabia que le dio perder una partida de este juego con esa última ficha en la mano; sus compañeros de partida recaudaron dinero para hacerle este singular recuerdo.

También tiene sus personas famosas, como Alejo Carpentier y Dulce María Loynaz, ambos ganadores del Premio Cervantes, y Tomás Gutierrez Alea el director de Fresa y Chocolate, entre otros personajes de la vida cubana.

Es sin duda un lugar que, nosotros, apasionados de los cementerios, no deberíamos perdernos si tenemos la ocasión, ya iremos después al Malecón.

 

Fotos: Wikipedia y Google Maps

 

Paloma Contreras

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