¿Qué es un cipo funerario?

 

Proveniente de la época etrusca y romana, el cipo funerario estaba muy integrado como elemento de ornamentación funeraria. Conozcamos un poco más este estilo de arquitectura.

 

El cipo funerario se utilizaba originalmente para marcar el lugar de un enterramiento: estaba compuesto por tres elementos puestos uno encima del otro: un zócalo, una parte central que podía tener forma de columna o cuadrada y se remataba en forma triangular con tejado a dos aguas o rematado con pequeños ornamentos en forma de espiral muy comunes en la columna jónica.

En la parte central se solían labrar epitafios, policromar imágenes o grabar la fecha y el nombre de la persona a la que estuvieron dedicados. El material con que se realizaba era mármol pues entonces era la piedra por excelencia. Cabe decir que a veces esta columna albergaba en su interior las cenizas de la persona fallecida, siendo una urna funeraria.

Su forma arquitectónica fue tomada de los hitos fronterizos que servía para delimitar o marcar las propiedades o territorios también se le conoce con el nombre de mojón o coto.

Como ya hemos dicho originalmente los cipos pertenecían a la cultura romana aunque después la adoptarían los íberos y los musulmanes, una cantidad se conserva hoy en día sobre todo en la ciudad de Toledo, donde se comenzaron a implantar durante el siglo XI. Algunos de ellos han acabado integrándose en la arquitectura como en la puerta del Cambrón, que tras una reforma acometida en el siglo XVI, dos cipos, por supuesto vacíos en su interior, han pasado a ser parte de uno de los accesos de tan bella ciudad.

Otra forma de contemplar tan curiosa ornamentación funeraria es acudir al Museo de San Cruz de Toledo donde se encuentran algunos conjuntos de cipos en buen estado de conservación, aunque también es posible verlos en museos de Cádiz o Jumilla. Desde luego si alguna vez pasamos por algunas ciudades históricas estamos seguros de que nos iremos fijando con más detalle en su arquitectura para ver si hallamos algún cipo funerario entre sus edificios.

Paloma Contreras

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