Mujeres Ilustres: Mª Consolación Azlor, Condesa de Bureta

 

 

Seguimos con la serie de mujeres que han marcado en la historia contando la de Mª Consolación Azlor, mujer culta y refinada que prestó un servicio fundamental a la comunidad durante la guerra de la Independencia, y de la que hoy se cumplen 202 años de su fallecimiento.

De cuna ilustre, Mª Consolación nace en el año 1773 en Gerona. Amante de la música y del dibujo, su infancia se truncó cuando tenía catorce años tras el fallecimiento de su padre Don Manuel de Azlor, Virrey de Navarra. Después de esto la familia se traslada a Zaragoza donde se casa con Juan Crisóstomo López- Fernández de Heredia y Marín de Resende Francia, IV Conde de Burete. Otra vez más la vida le vuelve a dar un revés, y en 1805 se queda viuda dejando huérfanos de padre a los hijos que tuvieron en común: Mariano de los Dolores y María de los Dolores. Tres años más tarde en 1808 y tras el Primer Sitio de Zaragoza, vuelve a contraer nupcias con Don Pedro María Ric, III Barón de Valdeolivos, político y magistrado de la Real Audiencia de Aragón.

La Condesa de Bureta era una mujer con carácter y de unos sentimientos patrióticos muy fuertes, y se negó junto a los zaragozanos a abandonar la ciudad tras un nuevo Sitio. Era leal a Palafox, con el que mantenía una excelente relación, también debido a su parentesco pues ambos eran descendientes de Doña Cecilia de Urries y Gurrea de Aragón, Condesa de Luna.

Parapetada en la ciudad aragonesa, Mª Consolación no dudó ni un instante en poner su casa a disposición de los defensores tanto civiles como militares de Zaragoza. Constituyó el Cuerpo de Amazonas, un nutrido grupo de valientes mujeres que atendían a los heridos y se encargaban de reunir provisiones y municiones para luego distribuirlas entre los combatientes.

También organizaba acarreos de agua y en la jornada del 4 de Agosto, cuando tropas francesas sitiaban Zaragoza, no dudó en armarse como una combatiente más y formar en la calle trincheras y baterías; pelotones de mujeres pelearon unidas por un fin común: salvaguardar su país.

Tras la batalla y saliendo los franceses poniendo pies en Polvorosa, Mª Consolación organizó en tres días el mercado, pues no había lugar para estar parados. Mujer activa y luchadora, trabajó como una más en la muralla del Portillo. Tanto esfuerzo le pasó factura, y sufrió un aborto durante su construcción. Aún así no se amilanó, y se dedicó a preparar vendas y sacos de terrero para las próximas contiendas.

Realizó una serie de actos heroicos que hizo que se granjeara un gran prestigio en España. Tanto es así que al producirse la Capitulación de Zaragoza, el Mariscal francés Lannes accedió que Mª Consolación abandonara su querida Zaragoza para trasladarse a Cádiz. Allí siguió con su vida hasta que acabó la guerra. Terminada esta, regresa a Zaragoza donde es condecorada por Fernando VII, quién le concedió todas las distinciones referidas a los defensores de la Patria.

Sin duda una gran mujer que aunque debido a su condición de noble podría haber salido del país y no lo hizo, peleó por su patria como una más, y merece tanto reconocimiento como Doña Agustina de Aragón

Clara Redondo

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